lunes, 7 de noviembre de 2011

Rosario Castellanos y su estructura de personalidad

Hija del ingeniero César Castellanos, primer director de la Escuela Secundaria de Comitán, era un hombre ilustrado, cuyo título de ingeniero había sido logrado en una Universidad de los Estados Unidos. Era un hombre de alta estatura y carácter duro, inflexible, chapado a las antiguas tradiciones de su pueblo. Poseedor además de una vasta herencia... El característico latifundista de los primeros años del siglo, que compraba fincas del modo usual: “con todo y la indiada” y que valían ¡claro!, infinitamente menos que el ganado. Dueño... de dos fincas. Su madre, Adriana Figueroa, se consideraba en deuda con su esposo, pues la había sacado de su pobreza, del trabajo manual y la había hecho parte de la clase alta
La infancia de la autora está marcada por unos acontecimientos desgraciados, la muerte, con siete años, de su hermano Mario Benjamín, un año menor que ella.  Rosario vivía postergada por el hecho de ser mujer, todas las atenciones eran para su hermano, que por ser varón y por tanto heredero, ocupó siempre un lugar preferente en el cariño de sus padres. La muerte del hermano le produjo un sentimiento de culpa por haber sobrevivido. Se refugió en la lectura en su etapa infantil; y poco a poco comenzó a escribir y en la escritura encontró su arma para una expresión ética y estética y para luchar contra la soledad.
Sus padres ante la muerte de Mario Benjamín se sumieron en el dolor. como si la vida se hubiese acabado para ellos con la pérdida del hijo varón y la trascendencia de su apellido;  se  olvidaron de su hija Rosario. De hecho hubieran preferido que hubiese muerto ella, en vez del varón. De esta forma, la infancia de Rosario Castellanos quedó marcada por la soledad, la muerte y el rechazo.
Rosario trataba de agradar a sus padres, pero no parecía conseguirlo, siempre recordaba lo que le decía su  mamá antes de cualquier salida  “¿Para qué vas? ... A los nueve años como que eso no se entiende, como que además uno sí quiere ir a la fiesta y comer los caramelos. Además me decía mi madre: “Mira, tu papá y yo porque tenemos la obligación te queremos”. Porque tenemos la obligación. Pero ninguna otra gente, nadie en el mundo, nunca, nunca te va a querer. ¿Cómo va uno a ir a las fiestas así?...
 Rosario fue una niña solitaria, su aislamiento la llevó a refugiarse en la mujer de quien recibió más afecto: su nana y por extensión en el mundo indígena de ésta.
Rosario vivió en carne propia y en la de los indígenas, la discriminación y el abuso, en muchas ocasiones brutales, en especial para las mujeres, a quienes dedica gran parte de su obra narrativa. Se sentía culpable por pertenecer al grupo de los blancos ricos y explotadores, por eso cuando mueren sus padres, comía con los indígenas y les regaló sus tierras
Su vida estuvo determinada por la lucha interna entre la sumisión impuesta por siglos de adoctrinamiento y la rebeldía surgida de su conciencia plena. Con relación a sus padres, Rosario tuvo que enfrentar, por un lado la dureza de su padre y por otro el sometimiento y la frustración de su madre.
Ricardo y Rosario se conocen en la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, a fines de 1949. Desde su primera carta del 28 de julio de 1950, los términos son de entrega absoluta. A decir de Elena Poniatowska (3), le habla de “usted” antes del matrimonio (efectuado en Coyoacán en enero de 1958, cuando Rosario rondaba los 33 años) se mira débil, dispersa, antisocial o a veces encantadora, y uno de los rasgos más conmovedores de su personalidad es la conciencia que tiene de su vocación literaria: “Voy a matarme de trabajo, pero seré escritora” ”; el otro es su fidelidad amorosa.
En 1966, se divorcia de Ricardo, lo que la lleva al Valium y a estancias en el hospital psiquiátrico.
Catedrática de la Facultad de Filosofía y Letras de su alma mater
Egresó de la Maestría en Filosofía de la UNAM, con la tesis titulada: “Sobre cultura femenina” 
En 1958, recibió el Premio Chiapas, de manos del gobernador Efraín Aranda Osorio; en 1961, se le otorga el Premio Xavier Villaurrutia, al año siguiente es honrada con el Premio Sor Juana Inés de la Cruz.

Neurosis depresiva (masoquista)
La estructura de personalidad de Rosario Castellanos es la que se conoce como Neurosis Depresiva (masoquista), por lo general estas estructuras tienen un buen funcionamiento, así como una identidad del yo bien integrada y una conciencia moral excesivamente cargada de culpa pero bien integrada. Son capaces de establecer relaciones objetales en profundidad. De ahí parte que su único objeto de amor en toda su vida fuera Ricardo Guerra.
Pueden desglosarse los rasgos del carácter del trastorno depresivo de la personalidad en tres categorías:

1.-  Rasgos que reflejan un funcionamiento excesivamente severo del superyó (deber ser)
2. - Otros que reflejan una sobredependencia al apoyo, amor y aceptación de los demás
3.-  Los que reflejan dificultades en la expresión de la agresión
El común denominador: de las tres categorías es que necesitan depender como punto predominante. Estas personas se sienten culpables a causa de una intensa ambivalencia hacia los objetos amados y necesarios y se frustran con facilidad si sus anhelos de dependencia, no se gratifican.
Su superyó se refleja en una tendencia a ser serios, responsables y preocupados por el desempeño en el trabajo y las responsabilidades. Por lo general no tienen mucho de sentido del humor pero son sumamente confiables y seguros. 
Estas personas por lo general consideradas, discretas y que demuestran interés, pueden también ser muy duras en su juicio de los demás. Bajo ciertas circunstancias óptimas, el trabajo duro y el éxito externo pueden eventualmente dar a estas personas el sentido de haber cumplido con sus deberes y responsabilidades y la vida ser más fácil para ellos en años posteriores. Pero si intentan lo imposible, se deprimen gradualmente con el transcurrir de su vida.
Estos son los masoquistas morales que inconscientemente se colocan en circunstancias que inducirán sufrimiento o que lo experimentan como el precio de cualquier gozo que puedan permitirse. También muestran una vulnerabilidad anormal a la decepción por parte de los demás, especialmente la pérdida del amor o del interés y pueden hacer lo imposible con tal de obtener simpatía, amor y afirmación.
Estas personas se hacen inconscientemente aferrados y demandantes y pueden desarrollar un grado anormal de conformidad con la otra persona, junto con un aumento gradual de las demandas implicadas en su excesiva dependencia del otro.
El mas enfermo de los depresivos, muestra una sensibilidad excesiva a la pérdida del amor, un sentido inconsciente de ser rechazado y maltratado como una reacción a ofensas relativamente menores y la tendencia a desquitarse de esta conducta percibida de los demás, intentando hacer que los otros sientan culpa o una conducta de rechazo por su propia parte
En este sentido subjetivo de los pacientes respecto a ser rechazado, así como las frustraciones y pérdidas reales tienden a llevarlos a la depresión clínica.
La vida de Rosario Castellanos está marcada por su estructura de personalidad la cual la llevo a ser quien era,  empezando  por una fijación edípica que nace por la compleja relación que sostuvo con su padre, el cual fue una figura indiferente a sus necesidades de afecto, comprensión y apoyo, así como de acompañamiento en el difícil andar de la vida, esto es lo que la impulsa a sostener esa relación patológica con Ricardo Guerra, ya que ella se enamora de un hombre el cual  fue tan impasible o frío como lo era su padre, por eso Freud hablo sobre el determinismo psíquico en donde nos explico que todo fenómeno psíquico tiene una causa y por lo mismo, también la libre elección o decisión humana en las que la causa es la fuerza del motivo más potente o bien la situación interna psicológica determinada por todos los condicionamientos procedentes de la herencia, la biología, la educación, el temperamento y el carácter de la persona que decide o el inconsciente, con esto quiero decir que Rosario busco un hombre que reuniera las características psicológicas de su padre y le brindara el mismo trato que le dio su progenitor, termino reproduciendo la relación que sostuvo con su padre y se paso toda su vida tratando de conquistar al padre al que nunca logro que la aceptara, la amara y la valorara como no lo hizo un Ricardo Guerra y esto lo corroboramos en sus cartas a Ricardo ejemplo de ello es un extracto de una de sus cartas en donde ella hace referencia a que es ‘su niña’:
¿Me amará todavía? Porque ahora estoy igual a un gato recién nacido de flaca, de débil, de torpe. ¿Ama usted a los gatos recién nacidos? Si me dice que no, seré pronto un gato recién muerto.
Lo abraza, su niñita que no lo olvida.
Y lo besa, qué caray”. Su Rosario
(Madrid, 22 de febrero de 1951)
Lo amo a usted, como lo conocí; a usted como es; a usted como se porta con todas las otras niñitas. Así satisfago mis pretensiones poliándricas, con un hombre polifacético y total”. (Madrid, 18 de enero de 1951)

El nivel de sufrimiento de Rosario Castellanos como buena neurótica depresiva era altísimo y lo corroboramos con sus propias palabras “Yo no te dejaré de querer en ninguna circunstancia y procuraré hacerlo de la manera más adecuada. Pero tú sabes que yo tengo una capacidad de sufrimiento bastante exagerada” cabe mencionar que si escoge aun hombre como Ricardo esa era la forma que ella tenía de conservarse fiel y como la viuda de papá tanto que lo dice en una de sus cartas “Me entregué a usted: nunca me he puesto a considerar si fue sólo un momento. Sé que antes de conocerlo era yo una persona completamente distinta de la que soy ahora y que tal como me ha hecho le pertenezco. El que usted me sea fiel o no, no me hace variar de actitud. Yo le seré fiel siempre, a toda costa. No me interesa coquetear con nadie. Lo amo a usted. Si usted me falla, si por cualquier motivo nuestro amor no puede realizarse, yo no quiero volver a saber nada de amor con nadie, yo quiero vivir completamente sola y sin que nadie me hable de estas cosas. A usted no puedo substituirlo con nadie. Lo amo a usted, con exclusión del resto del mundo. Lo amo a usted aunque tenga niñitas y aunque las ame a ellas y aunque no me ame a mí. Lo amo y lo amo. Y estoy furiosa. Grrrr. Claro que si usted me dice que no quiere saber nada de mí no voy a andar detrás de usted dándole la lata”. (Madrid, 6 de noviembre de 1950)
Es importante mencionar que esto se da en un plano inconsciente. Con esta carta podemos corroborar como Rosario Castellanos escoge aún hombre a través del cual, podrá continuar siéndole fiel a la figura de su padre, un Ricardo Guerra incapaz de amarla como lo hizo su padre con esto, ella se guarda fiel a la figura de su progenitor a través de un amor insufrible, imposible de brindarle estabilidad, seguridad y contención emocional como lo estuvo matizada  la relación con su figura parental. Con esto queda claro porque una mujer que era feminista en todo el esplendor de la palabra termina relacionándose con un hombre misógino y carente de las necesidades afectivas, emocionales y psicológicas de una mujer como Rosario Castellanos
Es importante por eso darnos cuenta y concientizarnos de cómo todas nuestras relaciones con los demás estas matizadas de las relaciones que sostenemos con nuestros padres, hermanos, o figuras de crianza y como estas, a pesar del tiempo continúan ejerciendo o marcando nuestras relaciones adultas, por eso Freud hace mención que todo acto consciente o inconsciente está motivado por nuestras experiencias de vida y previamente determinado por nuestra mente, hasta el más inocuo acto que ejecutemos está motivado por una razón de ser o para realizarse aunque a la razón humana solo sea un accidente o un error .
En la estructura de personalidad neurótica depresiva cabe mencionar que predomina la pulsión de muerte, como sucedió en el caso de la muerte de Rosario Castellanos en donde un accidente absurdo termino por privarle de su vida, pero a nivel psicodinámico se da porque en el inconsciente de Rosario Castellanos existía un deseo de morir y posiblemente de extinguir aquello que la hacía desdichada, o sentirse culpable de alguna acción errática que merecía como castigo o expiación su propia muerte. 

Selene Cuén y Brenda Gastélum

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